Seis años después de la partida de Machado, llegó desde el cántabro mar al mismo instituto soriano Gerardo Diego para dar clases de Literatura. El poeta músico animó con el piano, el teatro y la palabra las veladas de la ciudad. Su estancia como profesor fue breve, pero el vínculo con esta tierra y con sus habitantes que fue prolongando en su dilatada vida y obra, siendo muchos los poemas inspirados en sus monumentos y lugares, versos reunidos en Soria Sucedida.